"Exactamente como el hombre transforma el mundo
que lo rodea,
se transforma así mismo en el proceso de la
historia.
El hombre es por así decirlo, su propia
creación".
Erich Fromm
Las ciudades siempre han
estado circunscritas desde sus inicios a proyectos y construcciones discursivas que las
configuran y les otorgan su carácter particular en la historia. La ciudad que
ha privilegiado el discurso dominante, es la ciudad que se ha configurado desde
las élites político-sociales, que con visos de hegemonía pretenden establecer
la identidad y memoria colectiva en sociedades culturalmente diversas.
Al aludir a la Ciudad como discurso, entendamos esta
elaboración discursiva como un tipo especifico de práctica social. Son las
prácticas dominantes, organizadas y ejercidas desde los grupos de poder
político, económico y social que administran y privilegian el escenario urbano
en diversos sentidos. Esa administración se ejerce en la organización y
distribución del espacio urbano, sus formaciones simbólicas, la manera como se nombran desde la
oficialidad los espacios de la ciudad y se pretenden regular las prácticas de
sus habitantes en estos.
Este capítulo aborda como la coyuntura del IV Centenario de fundación de
Popayán, concibió una ideología particular de lo urbano, en su avance hacia la
modernización de la ciudad, ligada a la configuración simbólica del espacio y
orientada hacia la integración y unificación social en torno a un discurso y
una memoria particular de ciudad, desde lugares, emplazamientos, personajes,
monumentos y fechas específicas.
Las ciudades como los discursos son construcciones y prácticas sociales, parten de la concepción ideológica de sus pobladores. Sus representaciones, individuales o colectivas, vagas o concretas, son indicios de la esencia que las constituyen como ciudades, representaciones que son de una diversidad infinita; lenguajes, imágenes, tiempos, ritmos, escrituras, símbolos que narran la ciudad a cada paso y que en efecto hablan de su historia.
Al iniciar el siglo XX, Popayán era una ciudad que urbanísticamente no tenía nada que ofrecer; lodazales, lotes desolados utilizados como basureros, malos olores, edificaciones deterioradas, ausencia de acueducto propio y carencia de electricidad, casas a punto de caerse, caminos de difícil acceso, era un poco el panorama de la ciudad. Para ilustrar los primeros años de vida de la ciudad a la luz del siglo XX, el trabajo del historiador Gerson Galo Ledezma, “Inventando la Ciudad Blanca”, es un interesante material en este sentido. [1]
Pero es con la celebración del IV centenario, que Popayán
experimenta cambios significativos en la planeación y construcción de su núcleo
urbano. Aunque en los primeros años del siglo XX se adelanto en algunos
aspectos, fue en la década del treinta donde se advierten cambios urbanísticos importantes.
Monumentos, placas, panteones, museos, arquitecturas, pinturas, poesías,
hablaban de la grandeza histórica de la ciudad.
Llegado el año de 1930 y durante toda esta década, una de las mayores
preocupaciones de la élite político-social payanesa, fue la preparación
urbanística y estética de Popayán para celebrar su IV centenario. A través de
una simbología pomposa y un discurso totalizante, quiso señalar el pasado
ilustre de la ciudad y conservar su herencia colonial. Sin abandonar el influjo de sus tradiciones
religiosas y aristocráticas, el pasado, como centinela de ese presente de la
ciudad, aparece para organizar el rostro visible de Popayán.
[1] MENESES Ledezma, Gerson
Galo. Inventando la Ciudad Blanca: Popayán, 1905-1915. En: Memoria y
Sociedad. Revista del departamento de Historia y Geografía Vol. 1. N. 3 Bogotá.
1996.
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